El fiscal de
Pennsylvania denunció que el Vaticano estaba informado de los abusos
Cuando los
hechos hablan por sí solos. La diferencia con los casos de abusos en Chile
Por Carlos Alvarez Cozzi
El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, ha
asegurado este martes que el Vaticano estaba al corriente del encubrimiento de abusos
sexuales a menores cometidos por sacerdotes católicos en el estado norteamericano, tras tener acceso a una serie de archivos secretos que recogen que
varios obispos locales compartieron información al respecto con los líderes de
la Iglesia en Roma. (http://catolicos-on-line.frmaria.org/index.php?option=com_content&view=article&id=6465%3Aiglesia&catid=35%3Acategoria-noticias&Itemid=20)
Aunque los obispos
católicos en Pensilvania negaron sistemáticamente los abusos
sexuales a miles de niños ocurridos durante un período de 70 años, -indica la fuente-, documentaron secretamente los
casos y frecuentemente enviaban información sobre ellos al Vaticano,
según ha afirmado Shapiro a dos programas de noticias.
Shapiro hizo
inicialmente las denuncias contra el Vaticano durante una conferencia de prensa
del 14 de agosto en la que presentó un informe sobre una investigación de dos
años relativa a cómo los clérigos católicos del estado presuntamente preparaban
y abusaban de menores de edad, agrega la misma.
La investigación se
basó en gran parte en documentos del archivo que eran mantenidos
en las seis diócesis del Estado, según ha afirmado el fiscal general de
Pensilvania.
«Hay ejemplos
específicos en los que cuando ocurría el abuso, los sacerdotes iban, los
obispos iban y le mentían a los feligreses, le mentían a las fuerzas de la ley,
le mentían al público, pero luego documentaban todo en archivos
secretos que compartían frecuentemente con el Vaticano», ha
recalcado Shapiro en el programa «This Morning» de la cadena estadounidense
CBS.
«Hay ejemplos
específicos en los que el Vaticano sabía de estos abusos y estuvo involucrado
en el encubrimiento», ha aseverado Shapiro. El fiscal no ha
comentado si el Papa Francisco o sus predecesores
conocían la información.
La Comisión
Nacional de Revisión de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
ha dicho en un comunicado publicado este martes en las redes sociales que el
informe muestra que «la cultura del silencio» ante los abusos sexuales de
menores alcanzó a los »más altos niveles de la jerarquía» de la Iglesia
Católica, exigiendo cambios, específicamente entre los obispos.
Sin dudas, que se
trata de una noticia impactante, confirmada plenamente por los hechos que no se
atreve a negar la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos de
América, termina indicando la fuente citada.
Cuando el silencio, la “omertá” se confunde con la
pruedencia en perjuicio de los niños y adolescentes, es decir, de los más
débiles, durante años, es porque la descomposición ética y disciplinaria ha
llegado a límites insoportables.
Por ello sería poco creíble además que la Santa Sede,
que recibió durante muchos años dichos informes reservados de la Conferencia
Episcopal de los Estados Unidos de América al respecto, no estuviera al tanto
de lo que estaba acaeciendo y lo peor, no haya hecho prácticamente nada para
evitarlos, adoptando medidas drásticas, como imponían tales delitos.
El episodio reciente de la suspensión del ex cardenal
Mac Carrick de Washington, pero actuante impunemante durante demasiado tiempo, implicado
en el abuso de seminaristas, confirma el grave desorden que sobre estos temas
existía en varios Estados norteamericanos.
Por tanto, les cabe una grave responsabilidad a la
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y a la Santa Sede, por
omisión. Pero la diferencia de este caso con el de los abusos del clero, sucedidos
en Chile, sobre lo que ya hemos escrito (http://profdrcarlosalvarezcozzi-cac.blogspot.com/) es que ante el
requerimiento de la Justicia de ese país al Vaticano, que dispuso una
investigación “in situ” de la situación, el mismo, deberá ahora entregar los
antecedentes recabados en territorio chileno por el obispo de Malta, investigador
enviado especial del Papa, por ser un acto debido de cooperación en la lucha
contra el delito.
Adviértase que si esa investigación vaticana no
hubiera ocurrido, la Fiscalía de Chile no hubiera podido solicitar esos
antecedentes al Vaticano, toda vez que los eclesiásticos chilenos imputados de
abusos no dependen directamente de la Santa Sede sino de las diócesis en las
cuales están incardinados, y cuyos responsables son sus respectivos obispos
diocesanos residentes en el país trasandino. Disponer la investigación por
parte de la Sante Sede, como lo hizo, ahora le obligará a prestar asistencia
jurídica internacional en materia penal al Estado chileno, conforme las normas
vigentes de Derecho Internacional Penal convencional y de fuente nacional.
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