Por Carlos Álvarez Cozzi (·)
El Consejo de Derechos Humanos de
la Organización
de Naciones Unidas (ONU), en su 26° período de sesiones, aprobó la resolución
de “Protección a la Familia ”,
que reconoce a la familia como el núcleo “natural y fundamental de la sociedad,
y tiene derecho a la protección por parte de la sociedad y el Estado”, al
tiempo que suma una derrota del lobby gay que quería incluir las uniones gays y
la "diversidad" en la definición de familia.
En la resolución, aprobada por 26
votos contra 14 el 25 de junio, con seis abstenciones, el Consejo de Derechos
Humanos de la ONU
reconoce también “que la familia tiene la responsabilidad primaria de nutrir y
proteger a los niños y que los niños, para el desarrollo completo y armonioso
de su personalidad, deben crecer en un ambiente familiar y en una atmósfera de
felicidad, amor y entendimiento”. (http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=36372).
Esto, que parecería algo natural,
fue una victoria obtenerlo en el seno de las Naciones Unidas, porque sabido es
como en ella, y en otros organismos internacionales, lamentablemente, se ha
enquistado la relativista y falsa ideología radical de género, manejada por los
grupos LGTB que tienen un soberano desprecio por la familia constituida por la
unión entre hombre y mujer. Los mismos grupos, que se quejan de la presunta
homofobia, no pueden disimular su “familiafobia”. Esta declaración del deber
estatal de los países miembros de proteger la familia ya estaba en las
Constituciones de la
República de varios Estados, entre ellos el art. 40 de la Carta Magna de la República Oriental
del Uruguay.
Cuando los grupos LGTB hablan de
“familias”, buscan con este eufemismo cuestionar que haya un solo tipo de
familia, la formada por mujer y varón, así como cuando los abortistas hablan de
“interrupción voluntaria de la gravidez” pretenden esconder lo que es la muerte
de inocentes, porque la gravidez no puede interrumpirse, es un proceso dinámico
que va desde la concepción hasta la muerte de la persona, pasando por el
nacimiento, mero cambio de hábitat de intrauterino a extrauterino que se da
generalmente a los 9 meses de gestación o que puede ser antes de ese tiempo.
Por ello es legítimo que los
países que llevaron adelante e hicieron posible esta declaración del Consejo de
Derechos Humanos de la ONU
estén satisfechos y resulta lamentable ver como países como Chile votaron en
contra de la misma. Claro, Bachelet es la presidente de ese país y antes fue la
directora de ONU Mujeres, que sabemos que patrocina la ideología de género que
promueve y financia la agenda de las legalizaciones del crimen del aborto y del
matrimonio entre personas del mismo sexo.
Es tan evidente que la familia
constituye el hábitat de ecología humana natural para la concepción,
crecimiento y educación de las personas, que los países no tienen más que
proteger constitucional y legalmente a las mismas por el alto interés social
que tal tarea significa para las sociedades organizadas jurídicamente en
Estados. Pensemos por un instante que sería del Estado si todos los niños traídos
al mundo no tuvieran su familia para alimentarlos y educarlos!!!
Enhorabuena pues por la decisión y que sirva de ejemplo para
que a nivel de otros foros internacionales como la UE , la OEA o el MERCOSUR, se proceda
de la misma forma.
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(·) Catedrático
universitario uruguayo de Derecho Privado
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